Las Fiestas Patrias en México tienen rituales que no cambian: la noche del 15 de septiembre se canta el himno y se celebra en familia; al día siguiente, el pozole y los antojitos se convierten en protagonistas. Lo que sí ha cambiado es la manera de disfrutarlos. Hoy, la tecnología hace posible que tradiciones tan mexicanas lleguen a la puerta de casa a un clic de distancia, transformando no solo la experiencia de los comensales, sino también la forma en que los restaurantes operan y crecen.
Un buen ejemplo de ello es la exclusividad entre Uber Eats y La Casa de Toño, que recientemente cumplió su primer año de alianza estratégica. Durante las pasadas Fiestas Patrias, los usuarios pidieron más de 100 mil pozoles y 5 mil quesadillas de esta icónica marca. El pozole rojo fue el favorito, mientras que las enchiladas y flautas ganaron terreno el 16 de septiembre, sobre todo en horarios de comida.
Más allá de las cifras, lo valioso es cómo un restaurante, sin importar su tamaño, puede conectar a través de la tecnología. En un país donde más del 95 % de los negocios de alimentos y bebidas son PYMES, este tipo de alianzas demuestra que la digitalización no está peleada con la tradición; al contrario, puede ser la llave para mantener vivas las recetas que forman parte de nuestra identidad.
El papel de la tecnología también se refleja en la escala y la logística. Miles de órdenes se gestionan en segundos a través de la app, con sistemas que asignan repartidores, calculan tiempos y optimizan rutas para que el pozole, en este caso, llegue caliente. Gracias a estas innovaciones, un restaurante tradicional puede operar con la eficiencia de una gran cadena, sin perder su esencia y al mismo tiempo, acceder a ganancias incrementales.
Además, es importante subrayar que las ventas a través de plataformas no sustituyen la experiencia en el restaurante físico, son ingresos adicionales que complementan el negocio. Para el consumidor, la posibilidad de recibir en casa lo que antes solo se disfrutaba en el local transforma los hábitos: ya no hace falta trasladarse, esperar mesa o ajustarse a un horario. Para el restaurante, esto significa multiplicar ingresos y llegar a clientes que, de otro modo, quizás nunca habrían cruzado la puerta.
Los datos con La Casa de Toño, también ilustran el apetito con humor: las más de 7 mil órdenes de flautas alcanzarían para alimentar en promedio a todos los visitantes del Castillo de Chapultepec en un día, el pozole entregado sería más que suficiente para todos los asistentes al desfile del 16 de septiembre en la capital, y las quesadillas pedidas, darían casi dos vueltas alrededor del Zócalo de la Ciudad de México.
Pero hay un cambio silencioso y profundo: el acceso a información. Las plataformas, como Uber Eats, permiten saber qué platillos son más pedidos, en qué horarios y en qué zonas, así como muchos otros datos clave, lo que ayuda a los restaurantes a tomar decisiones, como ajustar turnos de cocina, reforzar inventarios o diseñar promociones específicas, como para el Día de la Independencia. La tecnología va más allá de conectar a usuarios con comida; convierte datos en inteligencia de negocio que antes estaba reservada para grandes cadenas.
Con un año de alianza, Uber Eats y La Casa de Toño muestran que la tradición no se pierde, se transforma: el pozole y los antojitos siguen estando en el centro de la mesa, aunque ahora llegan por un camino adicional, la tecnología. Y con ello, no simplemente cambian nuestras costumbres de consumo, también se redefine el futuro de la industria restaurantera en México.
¡Consulta todo nuestro contenido y sigue a Mundo Ejecutivo CDMX en Google News!