A partir de enero de 2026, los océanos contarán con un marco internacional para su conservación y uso sostenible. El Acuerdo sobre la Biodiversidad Más Allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ), conocido como Tratado de Altamar, regula los recursos genéticos marinos en aguas internacionales, donde antes no existían normas claras ni un control global.
Tratado de Altamar: Gobernanza internacional y control de actividades
El tratado ya suma más de 140 firmas y alcanzó las 60 ratificaciones necesarias para entrar en vigor, según la ONU. Cristian Laborda, consultor en conservación marina, destaca que este acuerdo permitirá regular la actividad de industrias y lobbies en altamar, desde pesca, minería y petróleo hasta farmacéuticas.
“Se establece un marco de gobernanza transparente, donde los intereses económicos deben respetar el bien común”, explica.
El tratado también crea mecanismos para situaciones críticas, como la liberación de aguas con residuos radioactivos, ejemplo que se da con Fukushima. Antes no existía un marco multilateral para reclamar información o exigir cooperación a países responsables. Con el tratado, países como Chile y China podrán interactuar con Japón mediante este mecanismo.

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Conservación y áreas protegidas
Uno de los objetivos principales es proteger al menos el 30% de los océanos, cifra mínima recomendada por la ciencia para que el océano cumpla su función de sumidero de carbono y regulador del clima. El acuerdo define con claridad qué constituye un área marina protegida y permite actividades solo si cumplen los objetivos de conservación. Además, integra conocimientos tradicionales de comunidades costeras e indígenas, fortaleciendo la gestión local y regional de estos espacios.
Recursos genéticos y beneficios compartidos
El tratado regula la explotación de recursos genéticos marinos, fundamentales para el desarrollo de medicamentos y biotecnología. Las investigaciones deberán notificarse a los órganos del acuerdo, y los beneficios generados se repartirán mediante un fondo multilateral, garantizando que estos recursos pertenezcan a toda la humanidad y no solo a unos pocos países o empresas.

Coordinación con la pesca y otras industrias
Aunque algunos sectores temían limitaciones, la pesca industrial y artesanal no queda fuera, pero deberá respetar las áreas protegidas y objetivos de biodiversidad. Los países tienen la responsabilidad de coordinarse con las organizaciones pesqueras y otras industrias para asegurar que sus actividades se ajusten a las reglas del tratado.
El Tratado de Altamar representa un cambio histórico. Por primera vez, la comunidad internacional cuenta con un marco legal común que protege la biodiversidad marina, regula actividades económicas y asegura que los recursos del océano beneficien a todos los países, no solo a unos pocos actores.
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