Tlaxcala puso en marcha una campaña estatal para combatir la plaga de chapulín que afecta cultivos de maíz en los 60 municipios de la entidad. El operativo, iniciado en el ejido de Santa Úrsula Zimatepec, busca proteger más de 230,000 hectáreas de cultivos que podrían sufrir pérdidas del 30 al 50% si no se controla esta amenaza. Las autoridades agrícolas coordinan esfuerzos con productores locales para aplicar medidas fitosanitarias que protejan la seguridad alimentaria de la región.
La Secretaría de Impulso Agropecuario (SIA) detectó presencia de chapulines en ejidos y pequeñas propiedades, donde estos insectos devoran tallos y follaje de maíz, avena, milpas y otros cultivos básicos. José Humberto Vega Vázquez, director agrícola de la SIA, explicó que la estrategia combina acciones inmediatas con programas de monitoreo y capacitación para agricultores.
Impacto económico y social de la plaga
Los chapulines Melanoplus sp. y Brachystola sp. representan un riesgo directo para 30,000 productores que generan más de 300,000 toneladas de maíz anuales en Tlaxcala. Esta producción no solo abastece el consumo familiar, sino que provee forraje para ganado y sustento económico para comunidades rurales.
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Las lluvias frecuentes, que ocurren cada 15 a 25 días durante la temporada, crean condiciones ideales para la reproducción de ninfas. Sin intervención, estas crías pueden multiplicarse rápidamente e invadir áreas cultivadas en pocas semanas. El Comité Estatal de Sanidad Vegetal ya realiza muestreos para medir la densidad poblacional de la plaga y determinar las zonas de mayor riesgo.
Estrategias de control y participación comunitaria
La campaña prioriza métodos fitosanitarios en áreas identificadas como críticas mediante estudios técnicos. Agricultores contribuyen con maquinaria y mano de obra, mientras especialistas guían la aplicación de controles durante las etapas clave del ciclo reproductivo del insecto.
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Antonio Cristino Nepomuceno, coordinador del Comité de Sanidad Vegetal, destacó la importancia de actuar durante la fase de ninfa, cuando los chapulines tienen menor movilidad. El plan incluye vigilancia en linderos de terrenos cultivados y capacitación para que los productores identifiquen señales tempranas de infestación.
Al unir recursos técnicos y comunitarios, las autoridades esperan reducir el impacto del chapulín y proteger la próxima cosecha de maíz, esencial para la economía y alimentación de la entidad.
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